Reseña del Instituto

Estudiar el pasado no es sólo un bello pasatiempo, o un estudio interesante o nueva ciencia apasionante; es simplemente conocer lo que hemos sido para explicarnos lo que somos y así­ clarificar los caminos de lo que seremos o lo que queremos ser, o lo que debemos ser.

Un institutano tiene tras sí­ un bello y singular pasado, al conocerlo tal vez podemos entender por que una estrofa del himno del Colegio dice: “que surja el buen pasado con ritmo soberano”.

En efecto el Instituto Nacional, es el primer Colegio surgido junto al Nacimiento de Chile independiente y su historia de ya 200 años se confunde con el desarrollo educacional de Chile. Por eso nuestro himno también dice: “… pues cupo al Instituto la espléndida fortuna de ser el primer foco de luz de la nación”.

El Instituto Nacional abrió sus puertas un 10 de Agosto de 1813 cuando se iniciaba la Independencia de Chile, su historia por tanto es larga y hermosa pues en sus aulas se han formado tantas personalidades destacadas de nuestro país.

Al comenzar el Siglo XIX, Santiago, Capital del Reino de Chile dependiente de la Monarquía española, contaba con cuatro establecimientos educacionales: La Real Universidad de San Felipe, El Colegio de San Carlos o Convictorio Carolino, La Academia de San Luis y el Seminario Conciliar.

Al formarse la Primera Junta Nacional de Gobierno, el 18 de Septiembre de 1810, el Gobierno quedó presidido por don Mateo de Toro y Zambrano, el Conde de la Conquista. Precisamente a él patriota don Juan Egaña presentó una “Memoria de Plana de Gobierno” en que decía de la necesidad de crear “Un gran Colegio de Artes y Ciencias capaz de dar costumbres y carácter”, además agregaba, “la obra de Chile debe ser un gran Colegio de Artes y Ciencias”. Esto fue el germen y la idea originaria de crear un establecimiento nuevo.

En 1811, don Manuel de Salas proponía crear este Colegio fusionando el Colegio de San Carlos y la Academia de San Luis, proposición que no prospero. Ese mismo año fray Camilo Henríquez presentaba al Congreso Nacional el “proyecto de Organización del Instituto Nacional de Chile”, fue Él por tanto quien le dio el nombre a nuestro Colegio, y en el ler. Título sobre los objetivos del Instituto estampa un histórico mandato: “El gran fin del Instituto Nacional es dar a la Patria ciudadanos que la defienden, la dirigen, la hagan florecer y le den honor…”

El proyecto permaneció, puesto que el Congreso fue disuelto ese año por don José Miguel Carrera, pero Camilo Henríquez, director del primer periódico “La Aurora de Chile” publicará¡ Íntegro el “Plan de Organización del Instituto Nacional de Chile”.

Llegará¡ el año de 1813, el General Carrera es presidente de la Junta Gubernativa y el proyecto del Instituto está¡ en estudio; sin embargo la invasión realista del brigadier español Antonio Pareja, que desembarca en la bahía de San Vicente, cambia el rumbo de los acontecimientos. Don José Miguel Carrera debe dirigir el ejército patriota al Sur en calidad de Comandante en Jefe y en Santiago queda establecida la “Junta Representativa de la Soberanía del Reino de Chile”.

Esta Junta firmó el decreto que lleva fecha 27 de Julio que día vida al Instituto Nacional; se fija como fecha de su apertura el 10 de agosto de 1813. Firmaron este decreto: Francisco Antonio Pérez, José Miguel Infante, Agustín Eyzaguirre, Juan Egaña, Camilo Henríquez, Francisco Ruiz Tagle, Joaquín de Echeverría y Mariano Egaña como secretario.

La apertura fue a las 9:30 hrs. de la mañana en la Sala del Museo de la Real Universidad de San Felipe, que se ubicaba donde hoy esta el Teatro Municipal, hasta allá­ llegaron las autoridades de Gobierno, las tropas del Ejércitos y gentes que tenían curiosidad.

En la ceremonia habla don Mariano Egaña, secretario de Gobierno y luego presbítero Francisco Echaurren que fue además el 1er Rector del Instituto. En esa solemne oportunidad se cantó un himno patriota compuesto por don Bernardo Vera y Pintado, poeta argentino; quien junto a don Manuel Robles compusieron también el primer Himno Nacional de Chile.

Entre los primeros alumnos figuraron: don Diego Portales, don Manuel Bulnes y don José© Joaquín Pérez.

El Colegio comenzó sus clases en un antiguo edificio de la calle Compañía donde hoy se ubica el Congreso Nacional; en el “Colegio de San Miguel” de los padres Jesuitas.

El Colegio tenía sólo 74 alumnos divididos en Convictaristas o internos y Monteistas o externos. Los institutanos usaban un uniforme gris, corbata negra con las iniciales I.N. y dos estrellas que simbolizaban la Patria Naciente. Los profesores en su mayoría eran eclesiásticos y los laicos debían usar una levita negra.

Así­ transcurrieron los primeros tiempos del Colegio. Sin embargo en 1814 tras producirse la derrota de los patriotas en Rancagua, Mariano Osorio Gobernador español procede a clausurar el Colegio, su decreto decía “Suprímase el Instituto Nacional inventado por el gobierno intruso…”

El 20 de Julio de 1819 se efectuó la reapertura del Colegio, la Ceremonia fue presidida por el propio Director Supremo don Bernardo O’Higgins, tras una misa de Acción de Gracias en la Catedral. El nuevo Rector fue el Presbítero José© Manuel Verdugo, quien hizo la recepción al Director Supremo a quien dijo luego en su discurso: “Aquí gloria la vuestra ser a quienes deberá Chile su futura grandeza y gloria” y a los alumnos “… de vuestra educación y buen juicio, penden el honor de nuestro Instituto”.

El Colegio funciona en sus primeros años en el Viejo Claustro de los Jesuitas: el Colegio de San Miguel. Allá­ fueron rectores, don José Manuel Verdugo, don Manuel Frutos Rodríguez, don Carlos Ambrosio Lozier, don Juan Francisco Meneses, don Blas Reyes, don Manuel Montt, don Francisco Puente, don Antonio Varas, don Francisco de Borja Salas.

Es un período de fecundo crecimiento: El Presidente Pinto almorzaba con los mejores alumnos en 1827, también asistía a los exámenes de fin de año; el Rector Lozier, hacia cabalgatas con los alumnos por los alrededores de Santiago; el profesor Gorbea, dio impulso a las Matemáticas, se enseñaba el Francés; allí­ hicieron clases don Andrés Bello, don Ignacio Domeyko; en tiempos del Presidente Prieto se formó la Escuela de Medicina e institutanos fueron los primeros médicos formados en el país: Javier Tocornal, Luis Ballester y Francisco Rodríguez.

En 1842, se forma la “Sociedad Literaria” que fue germen del 1er Movimiento Intelectual Chileno donde figuraron los nombres de: don José Victorino Lastarria y de los alumnos Francisco Bilbao y Eusebio Lillo, este Último autor de nuestro himno Nacional.

Ese mismo año se crea la Universidad de Chile sobre la base de los cursos de Derecho, Medicina y Agronomía que funcionaban en el Instituto. Figura destacada de ese período fue don Manuel Montt: alumno, inspector, profesor, rector, Ministro y Presidente de Chile.

El Instituto se mudo a la calle de San Diego Viejo, en 1850, a un edificio que hoy lo conocemos como el “Edificio Antiguo”, que se demolía en 1963, para dar paso a la construcción del actual y moderno Colegio.

En ese edificio transcurría más de un Siglo de vida estudiantil y académica. Allí­ fueron rectores: don Francisco de Borja Salas, don Manuel Orrego, don Antonio Ramírez, don Santiago Prado, don Diego Barros Arana, don Camilo Cobo, don Uldaricio Prado, don Ignacio Zenteno, don Manuel Olavarrieta, don Miguel A. Varas, don Manuel Amunátegui, don Juan Nepomuceno Espejo Varas, don Carlos Mondaca, don Ulises Vergara y don Antonio Oyarzun Lorca.

En todo ese Siglo se destacaron importantes situaciones la aplicación del Sistema Métrico Decimal, la enseñanza de la Física, la Química, la Geografía, el aporte de los pedagogos alemanes llegados a Chile, como Johoe, Hansen, Lenz, que formaron el Instituto Pedagógico en tiempos del Presidente Balmaceda; la celebración del Centenario del Instituto en 1913 siendo Presidente don Ramón Barros Luco, ex-alumno. Ese año y en la ceremonia de celebración se canto por 1a vez el Himno Institutano cuyos autores son los alumnos; Eduardo Moore Montero y P. Baijos, la música del profesor Ismael Parraguez.

También ese año nació la Brigada Scout “Alcibíades Vicencio” que fue la 1a. fundada en Chile con motivo de la visita a nuestro país de Sir Robert Baden-Powel, fundador del Scoutismo Mundial, digamos que además tuvo el mérito de ser la 2a. fundada en el Mundo, después de Inglaterra. En 1940, el Bibliotecario Jefe don Ernesto Boero Lillo y el profesor de Castellano Emilio Tizzoni, iniciaron la creación de la “Academia de Letras Castellanas” a la cual estuvieron unidos lo mejor de las letras chilenas como; Julio Barrenechea, Arturo Aldunate Phillips, Fernando Alegría, Luis Durand, Benjamín Subercaseaux, Pedro Prado, Samuel Lillo, Ricardo Latcham, Mariano Latorre y tantas otras personalidades.

En este período se formaron los refugios del Colegio en el Tabo y Quintero, de aquella Época perdura el “Premio Manuel Aguilera” que se concede todos los años al iniciarse las clases, al “Mejor Institutano”. Estímulo monetario que proviene de la renta de la casa que lega el profesor de Matemáticas don Manuel Aguilera desde 1942.

En 1963, el Instituto celebra sus 150 años con grandes ceremonias: Te Deum en la Catedral y homenaje en el Congreso Nacional con asistencia del Presidente de la República, el ex-alumno don Jorge Alessandri Rodríguez.

También ese año se iniciaba la construcción del actual edificio bajo la dirección del arquitecto don José© Llambías Marchant y por gestión del Senador y ex-alumno don Ángel Faivovich en 1956. El edificio actual fue edificado parcialmente para mantener la continuidad de las clases, su actual estructura se inició en 1963 y fue culminada en 1975.

En este moderno edificio han transcurrido los rectorados entre otros de: don Clemente Canales Toro, don Oscar Montedónico, don Luis Andrés Molina Palacios, la Sra. Olga Vivanco Parada, don Sergio Riquelme Pinna y nuestro actual rector (S) el Ex Alumno Sr. Fernando Pérez Barrera.

Con su moderna construcción es el Colegio que alberga mayor alumnado del país, caracterizado por su reconocido prestigio, por su constante dinamismo académico y por ser fiel heredero de una rica tradición educacional; que se inicia desde la Patria Vieja, por eso los institutanos izamos el primer emblema de la patria.

Por toda esa bella historia de la cual tantos hombres la han construido bajo el lema de nuestro estandarte que dice en latín “Labor Omnia Vincit” que significa “El trabajo todo lo vence” es que nos proyectamos a través del tiempo con la fuerza que le imprimen sus jóvenes alumnos que es renovación de siempre y la savia humana de toda Institución.

 

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