Quiero compartir con todos ustedes lo que fue el día de hoy, celebrado en nuestro colegio, el Instituto Nacional.
Partimos mal, porque el Indianápolis estaba cerrado a las 07:30. No nos quedó otra que, con José Luís Garretón, irnos a tomar un desayuno en uno de los boliches del frente por Arturo Prat.
Ingresamos al Instituto Nacional, por Arturo Prat como es la costumbre hoy, y nos encontramos con el Rector, don Fernando Soto Concha, hijo de ese destacado Inspector de nuestros tiempos, don Fernando Soto Droully, quien llegara a ser Vicerrector del colegio después que nosotros saliéramos. Recuerdos del colegio y de su padre, análisis rápido de la situación de la institución y tomamos ubicación para la primera parte de la celebración.
Ésta tuvo lugar en la entrada de Arturo Prat: Orfeón de Carabineros, tañido de la campana de siempre, himno patrio con izamiento de las banderas de la Patria Vieja y la actual, por integrantes de la Brigada Alcibíades Vicencio, potpurrí de canciones chilenas, alocución del profesor de lenguaje don Manuel Pérez, con una documentada intervención pasando por los diversos eventos del colegio desde su fundación (acta de fundación en El Araucano) y analizando la influencia del IN en la vida social y cultural del país. Palabras finales del Rector que invitó a la ceremonia en el Aula Magna.
Nos dirigimos al lugar y comenzó con el ingreso del estandarte del colegio, Himno Nacional y reconocimiento a tres profesoras que se acogieron a retiro. Luego, un discurso notable de la representante del Gremio de Profesores, quien llamó a defender nuestro colegio de todos los que lo difaman y lo quieren destruir. Hay que construir educación y no destruir al Instituto Nacional, fueron sus palabras. Una estruendosa ovación celebró su intervención.
A continuación, el coro del Instituto Nacional. Espectacular. Mejor que nunca. Ahí estaban los alumnos de siempre, los educados bajo los mismos principios que nosotros. Prueba maciza que lo mejor de nuestra sociedad se sigue educando allí. El “Coro de los esclavos” de Nabucco de Verdi y “Libiamo ne’ lieti calici” de La Traviata, también de Verdi crearon una atmósfera irreproducible.
Luego, acentuando más, si es posible, la excelencia de sus alumnos, la Orquesta Juvenil del Instituto Nacional ejecutó piezas con singular maestría. La última, fue un pasaje con guitarras que elevó más aún la solemnidad del momento.
En ambos casos, las interpretaciones fueron premiadas con estruendosos aplausos, premio a la excelencia y agradecimiento a lo inspirado del momento.
Cerrando, las palabras del rector, muy inspirado, llamando a las autoridades a apoyar la educación pública y mejorarla, basados en los principios que han guiado a nuestro colegio por más de doscientos años.
Como broche de oro, el himno de nuestro colegio coreado por todos los presentes. El “que vibre, compañeros…” sonó como nunca y se me hizo un nudo en la garganta. Ustedes estaban allí, cantando como siempre, con el corazón puesto en cada una de las palabras inmortales que lo componen. Me acordé de cuando ingresamos ese año 1955, de la Paulonia, de nuestros profesores, de tantas anécdotas vividas junto a ustedes, de mi hijo Daniel, educado bajo esos mismo preceptos y me sentí realmente orgulloso de haber estado en ese momento, histórico, decisivo, pujante, lleno de emoción y de historia.
Finalmente, el estandarte se retira.
Ningún medio de prensa estaba presente para reproducir tan magna celebración. El Instituto Nacional sólo es noticia cuando se lo quiere denigrar. Medítenlo, queridos compañeros de colegio.
Con cariño,
JMWE
Estimado José Manuel:
Notable tu crónica sobre la conmemoración de los primeros 203 años de nuestro IN. Refleja con extraordinaria precisión y fidelidad los gratísimos momentos de conmemoración y recuerdos vividos ayer, con el conjunto de la comunidad institutana.
Me resulta increíble, insólito, que esta efeméride que representa el más importante hito histórico de la educación chilena, pase para la opinión pública, así de desapercibida, no obstante su alto grado de significación, simbolismo y trascendencia.
Para la prensa, radio, TV, periodistas, sesudos columnistas y opinologos en general, es muchísimo más importante, otorga más “rating” o más “ventas” o es más funcional a intereses particulares muy mezquinos la mayoría de las veces, un IN en toma, o un encapuchado apedreando a carabineros, que una ceremonia ciudadana y republicana, donde se honra la memoria de visionarios padres de la patria, con los símbolos de la época, la bandera de la patria vieja, la actual bandera, la histórica campana, Carabineros de Chile participando activa y brillantemente, a través de su orfeón en la fiesta. Esto no es noticia para la prensa en el Chile de hoy.
Párrafo aparte merece el rector, Fernando Soto Concha. Además de su extraordinario parecido físico con su padre, que fuera inspector en nuestra época escolar, parece heredar, reunir en su persona y transmitir en su actuar, los objetivos, principios y valores postulados por los creadores y fundadores del Instituto, y desarrollados por rectores y profesores durante estos últimos 203 años.
La actuación del coro y la orquesta sencillamente espectacular. Una demostración de máximo talento, pero también muy importantemente de esfuerzo y trabajo. Labor Omnia Vincit.
Me asiste el convencimiento que en las actuales coyunturas complejas y difíciles que vive nuestro país, la defensa, desarrollo y progreso de la educación pública, gratuita, integradora, laica y de calidad, esta fundamental misión, estará a cargo de los mejores, los más idóneos, y los más comprometidos como Fernado Soto.
Saludos.
José Luis Garretón