¡¡IlumINa, opINa, fascINa, disciplINa, alucINa, empecINa,
conmINa, predestINa, proteÍNa, adrenalINa!!
Sabemos que los grandes desafíos se enfrentan con ideas, sueños y proyectos. Toda toma de conciencia queda al debe, si no se plasma en acción. Es la grandeza la que enfrenta a la pequeñez y el barco conquista los mares, si se atreve a zarpar.
No hubo proeza de nuestra especie sin el vuelo previo de la imaginación. Es la ensoñación, la que nos vaticina las obras definitivas.
Soñó noches enteras Goethe, madrugó alucinando Leonardo Da Vinci, se fascinó visualizando su fragata Arturo Prat a los 10 años, iluminó el trabajo Gabriela Mistral hasta lograr cumbre, en medio de la pobreza Suecia, hace un siglo, se congregó para anhelar el desarrollo de hoy y porque no teníamos nada, tuvimos república y todo un país que celebrar.
El camino más corto entre dos puntos luminosos, pasa necesariamente por la sombra. Sin embargo, es reflejo condicionado del alma imaginar en medio de éstas una libertad, un porvenir. Por más afligido sea el presente, si las personas se reúnen a idealizar caen cadenas, se eleva la ingeniería, se realzan catedrales, unen puentes, parten caminos, nos salvan vacunas, inspiran novelas, oímos música de trenes y los colisionadores de hadrones formulan las preguntas más fascinantes.
“IN-Magina el Instituto Nacional” busca ése espíritu.
Alguna vez un niño y ex alumno, presidente de Chile, soñó un edificio moderno para que su colegio viviera 100 años y más. Por décadas, oscuras catacumbas albergaron a las quimeras, que hoy ofrecen el magnífico Centro de Extensión, con esa aula magna que emociona. Se fantaseó con tener una academia de letras y se consiguió, lo mismo en ciencias, matemáticas y teatro. En otras oportunidades, una familia institutana vislumbró terrenos con un estadio para los alumnos y otra se encandiló con una colonia de paseo en El Tabo, hoy esforzados ex alumnos han reconstruido 10 salas y deliran con conseguir las 54 definitivas porque lucirán esplendorosas.
IN-Magina el Instituto Nacional es un llamado para reconstruir y reforzar la comunidad de ex alumnos, en estas horas de fuertes tormentas. Es la campana optimista que tintinea otra vez desde el sexto piso de nuestra sociedad, para que nos reunamos en un patio central de compromiso, ideas y proyectos, porque nuestro hogar vive ya décadas de asedio.
¿Qué fatalidad podrá contra nosotros, si nos reunimos a imaginar? ¿Qué tarea podrá con nosotros, si nuestra fortaleza es el trabajo? ¿Qué pequeñez, si nos reunimos para anhelar grandeza?
Ni pena / Ni miedo nos dijo el poeta: Nuestro éxito ya fue escrito hace décadas y décadas en esas desconocidas estrofas de nuestro himno:
Digamos lo que fuimos en época distante
los hombres que han surgido de nuestro inmenso hogar,
mirando hacia el pasado de ejemplo edificante
sabremos otras cumbres más altas escalar.